Cuarentena: tiempo libre y qué hacer con él
- rockwithjustice
- 27 mar 2020
- 10 Min. de lectura
Actualizado: 31 mar 2020
Aunque para nosotros es como un sueño hecho realidad por fin poder disfrutar de nuestra casa, muchos ya se están volviendo locos en esta cuarentena por el COVID-19, así que aquí sugerimos algunas cosas para matar el tiempo libre.
Estamos en una especie de momento crítico. Autoridades de todo el mundo nos han pedido que nos quedemos en casa, esto con el fin de evitar la transmisión y contagio del coronavirus COVID-19. Y aunque en serio no entendemos en su totalidad la histeria colectiva por quedarse unos cuantos días en casa ―quiero decir, ¿de verdad? ¿Ahora resulta que a mi sueño de la vida se le llama cuarentena y todos están hartos de ella? Al fin tengo tiempo de ponerle atención a mis pensamientos; de dormir más; de hacer todas esas cosas que ya no tenía tiempo de hacer porque tengo que pasar ocho horas frente a una computadora, más dos horas de trayecto hacia esa computadora, para al final de cuentas hacer nada, cuando, como ahora, podría estar en mi casa, cumpliendo con las responsabilidades que tengo en esa computadora y desocupándome en dos horitas, descubriendo música, viendo Netflix, leyendo uno de los más de cincuenta libros nuevos que tengo… y podría seguir… La verdad es que yo los leo muy así:


En fin, aunque en serio no entendemos en su totalidad la histeria colectiva por quedarse unos cuantos días en casa, todos parecen ya hartos del encierro. Amixes, en serio, como alguien a quien quiero y admiro mucho suele decir: relax you… Antes todos estábamos llorando porque no teníamos tiempo libre, ahora no sabemos qué hacer con tanto. Pueden usar todo esto para encontrarse con ustedes mismos, a menos que…
A menos que… Realmente creo que nos asusta pasar tanto tiempo con nosotros mismos, nos tenemos miedo, quién sabe qué tantas cosas nos aterre descubrir. Eso, o que de verdad somos seres sociales y sí, está muy chido quedarse en casa, ignorar a todos y cancelar planes para quedarnos otro ratito ―cof cof, lo que resta del día y la noche, posiblemente del fin de semana, o todo el tiempo que haya entre ese momento y el regreso a nuestras obligaciones, cof cof― en nuestra cama, siempre y cuando no sea impuesto porque un virus anda suelto por las calles, declarándose pandemia y ahora sí, no debes salir.
De la forma que sea, sí pues, entendemos que extrañen a sus amigos, pero mientras tengamos que mantenernos en casa, si ya están tan hartos, aquí les venimos a recomendar unas cuantas cositas con las que a lo mejor no habían pensado en ocupar su tiempo.
Películas
Okay… Muy probablemente esto sea toooodo lo que han hecho durante este tiempo de adversidad, lo entendemos. Pero también puede que, por lo mismo, ya estén muy viciados y creen que ya no hay nada más qué ver en Netflix, por lo que no habían considerado estas joyas.
Además, no deben olvidarse de la opción Netflix Party, para ver en sincronía esa serie o película con quien quieran, si de verdad en serio sin mentir extrañan mucho a sus amigos, al menos así pueden engañar a la mente un ratito. Si aún no han descubierto cómo hacerlo, aquí dejamos un link en el que se explica, para que ya no haya más pretextos.
Ópera
Así es, no han leído mal.
Si de verdad están hartos de ver películas todo el día, y nuestras recomendaciones anteriores ya hasta se las saben de memoria, pues aquí tenemos otra opción diferente.
Tanto La Ópera de París como la Met Opera de Nueva York están ofreciendo completamente gratis el streaming de algunas obras a través de su página web. ¡De verdad! Nosotros también casi nos caemos de la silla cuando nos enteramos. Claro que no es lo mismo a presenciarlas en vivo, además de que, por ejemplo, acudir al magnífico Palais Garnier ―o ya de pérdis el Bastille― seguramente no tiene comparación, pero la experiencia... se asemeja… y es otra forma de emplear el aparente tiempo libre en esta cuarentena.
Lo que sí, es que deben de fijarse muy bien en el catálogo de las obras que se van a compartir y las fechas en las que estarán disponibles, ya que esto no es para siempre. Por lo que deberían programarse y anotarlo en la lista de cosas por hacer para verlas ―y escucharlas, claro― antes de que ya no estén. Por ello, aquí dejamos un calendario con las programaciones y el link de las páginas, para que no se les pase su favorita ―o esa que más les llame la atención.
Y bueno, ya que andamos en esas, tal vez ya hayan escuchado hablar en múltiples ocasiones acerca de los Carmina Burana.
Por si sí o por si no, los Carmina Burana son una colección de poemas, cuyo manuscrito pertenece al siglo XIII, escritos por diversos autores anónimos en diferentes momentos y lugares del viejo continente (como Francia, Inglaterra y Alemania), que exponen la lírica amorosa latina medieval. Se cree que este manuscrito procede de la Abadía de Benediktbeure, próxima a Munich, por ello su nombre, que es este mismo en latín (sería algo así como Carmina Burana = “Cantos de Benediktbeure”). No es nuestra intención darles toda una cátedra sobre la literatura medieval, por lo que no explicaremos muchas cosas sobre su origen y naturaleza; pero es importante destacar que los poemas que comprenden los Carmina Burana son sumamente musicales ―bueno, en general la poesía lo es― y obviamente se cantaban en su época. A grandes rasgos, su temática general oscila entre la exhalación de alegría vital, exaltación de la vida y el amor a la libertad ―por lo que el amor carnal es muy recurrente―, lo que muestra una cara distinta a la supuesta en la Edad Media (que es mayormente considerada como sombría, en el que se presenta un gran temor al infierno, y una época en la que se mortificaban los deseos del cuerpo mortal) y hace de la obra mucho más interesante.[1 y 2].
La cosa de traer a los Carmina Burana a colación es que, hablando de la ópera, el compositor alemán Carl Orff (1895-1982) hizo una selección de estos poemas y les agregó música y arreglos orquestales según su interpretación. Es un verdadero deleite, así que si no habían tenido la oportunidad de escuchar esta obra entre medieval y orffeniana este podría ser el momento indicado. Aquí pueden encontrar el link de YouTube para que escuchen y vean estos magníficos cantos (plus: tiene subtítulos en portugués, para los que no hablamos latín 😉).
Libros
Muy bien, muy bien, sí, entendemos que ahorita no hay ni chance de asomarse por la librería, pues estamos en cuarentena. Pero no se preocupen, que por algo existen los PDFs y lo ebooks. Y esperamos que no nos salgan con sus tradicionalismos de “yo leo en libro” y blah blah blah, pues la situación lo amerita; además de que para qué se hacen, si ya sabemos que en sus épocas seguramente se descargaron Crepúsculo ilegalmente.
Y ese es justamente otro tema. Tal vez no cualquiera está como para andar invirtiendo en literatura ―no lo entendemos, pero como que lo justificamos―; y la verdad es que no está tan chido pasarse por el arco del triunfo los derechos de autor, ni siquiera el trabajo editorial, como para andar descargando gratis por ahí y por acá.
Es por ello que recurrimos a recomendarles los grandes clásicos, por ejemplo, del siglo XIX. En estos casos muy poco tenemos que preocuparnos por los derechos de autor, lo cierto es que quienes compusieron las obras ya tienen alrededor de cien años muertos, so don’t worry. Por otro lado, habría que considerar el trabajo editorial, el cual engloba desde la traducción hasta la diagramación del texto; pero, en estos casos, los textos ya han andado por aquí y por allá como muñeca de trapo, y han sido tratados por muchísimas personas, por lo que en muchos lados se ofertan totalmente gratis ―de hecho, si no mal recordamos, iBooks tenía disponible infinidad de títulos de forma gratuita; aunque de eso ya varios años, quién sabe cómo vaya la cosa.
En lo que se refiere al consumo de la literatura clásica… definitivamente hay que perderle el miedo y olvidarnos de esos prejuicios de “es aburrida” ―no me van a decir que no los tienen cuando es muy probable que sí. Muchos de los textos compuestos durante el siglo XIX ―lo sé, un siglo es demasiado tiempo, y muchas cosas pasaron y se escribieron en él, pero tampoco nos vamos a poner a dar clases de crítica y teoría literaria en este momento― tienen una fuerte carga histórica, social, incluso económica, que nos amplía la visión hacia realidades pasadas y nos proporcionan bases para nuestro criterio actual.
Sea de la forma que sea, aquí les van algunas de nuestras recomendaciones por temática.
Clérigos cachondos
El monje (1796), por Matthew G. Lewis.


Nuestra señora de París (1831), por Victor Hugo.


En ambos escritos podemos encontrar la figura de un clérigo que se ve seducido por una doncella pura que realmente no ha hecho nada consciente para alimentar sus pasiones. Lo interesante de estas dos obras es que ambas fueron escritas sin mucha distancia temporal entre sí, y que ambas parecen ser ubicadas durante la Edad Media; este punto se encuentra explícito en aquella novela compuesta por Victor Hugo, más no en la de Matthew G. Lewis, sin embargo la idea del monje, el claustro y la abadía, así como la pictorización que se hace de los escenarios, nos lleva a pensar en El nombre de la rosa de Umberto Eco, novela que sí está situada conscientemente en una abadía durante la Edad Media.
No los queremos spoilear demasiado, pero para abordar estos escritos habrá que tener en mente el concepto de perversidad, al hablar de un clérigo que se supone ha consagrado su vida a dios ―con mayúscula― y no está para caer tentaciones carnales.
La perversión constituye un fenómeno sexual, político, social, psíquico, transhistórico, estructural, presente en todas las sociedades humanas, todas las culturas comparten elementos coherentes —prohibición del incesto, delimitación de la demencia, designación de lo monstruoso o de lo anormal— y, naturalmente, la perversión tiene su lugar en esta combinatoria. Preserva la norma sin dejar de asegurar a la especie humana la permanencia de sus placeres y de sus transgresiones.
Cualesquiera que sean sus figuras [de la perversión o perversidad], siempre se relaciona […] con una especie de negativo de la libertad: aniquilación, deshumanización, odio, destrucción, dominio, crueldad, goce.[3]
Así que ya saben…
Feminismo e ingenio
Orgullo y prejuicio (1813), por Jane Austen.


No es ningún secreto lo bien considerada que se encuentra esta autora en el uso de la ironía y el sarcasmo. Y, a grandes rasgos, sabemos que el sarcasmo está dentro de comentarios burlescos, disfrazado, casi para que el ofendido ni siquiera se dé cuenta de que lo está siendo; eso requiere de ingenio. Y por supuesto que lo encontramos una y otra vez en esta obra de Austen, ya que personajes como Mr. Bennet, Lizzy, Mr. Darcy, e incluso Caroline Bingley, no dejan de recurrir a él, demostrando su achispada personalidad y superioridad en cuanto a carácter e inteligencia. Por ejemplo, cuando Mrs. Bennet le pide a su marido que se compadezca de sus nervios y él le responde:
te equivocas, querida; tus nervios me merecen el mayor de los respetos. Los conozco desde hace mucho tiempo. Te oigo hablar de ellos desde hace al menos veinte años [4]
Este sólo es el primer ejemplo que nos encontramos, pero si se animan a leer el libro, sabemos que terminarán dándonos la razón.
Por otro lado, Austen siempre ha sido considerada como adelantada a su época. Los rasgos feministas en Orgullo y prejuicio se manifiestan a través del carácter fuerte de su heroína, Elizabeth Bennet ―o Lizzy, una vez entrados en confianza―, quien asegura no estar dispuesta a casarse a no ser que sienta un profundo amor, sin importarle las adversidades que se le presentan a la población femenina, como la necesidad de un marido que vea por ella y sus requerimientos económicos, ya que por sí misma ―al ser mujer― no puede ser dueña de absolutamente. Es esta condición femenina que Austen intenta evidenciar a lo largo de esta historia, mostrando una y otra vez las presiones del matrimonio y la ausencia de fortuna; bien le dice su madre, Mrs. Bennet, que a ver si piensa en otra cosa además del matrimonio el día en que tenga puras hijAs.
Venganza
El conde de Montecristo (1844), por Alejandro Dumas.


El conde de Montecristo regresa para hacer justicia por su propia mano a aquellos que lo catapultaron a la ausencia de futuro, no hay más.
Pero, por si esto no fuera suficiente, esta obra de Dumas también es un alto productor de emociones, ya que te hace vivir junto con el protagonista. Pueden conmoverse hasta el borde de las lágrimas, luego tal vez les embargue una rabia tremenda, una dulzura puede llenarlos de pies a cabeza, y nunca perderán la noción de su pecho palpitar ante los acelerados latidos de su corazón, y ya para terminar, una sonrisa de felicidad real se les pinte. El conde de Montecristo es una montaña rusa de sentimientos y emociones, para que no dejen de estar seguros de que se encuentran vivos.
Al final de cuentas, pueden ver estos libros. Se quiere decir, podrían simplemente ver la película. Pero, uf, ¡así qué chiste!
Ejercicios
¡Mira que no sólo hay que ejercitar la mente, sino también el cuerpo! De otro modo nos van a tener que sacar rodando de nuestras casas cuando todo esto haya acabado ―porque va a acabar, ¿verdad?
La verdad es que en este tema no somos muy expertos que digamos, no les vamos a mentir. Pero igual es importante compartir esta información, nunca está de más hacer todo por nuestra salud. Nosotros nos lo estamos tomando muy en serio y lo estamos implementando ―hasta donde podemos, pues, no es como que la vida fit sea nuestra mejor virtud.
Pero, de la forma que sea, si no saben por dónde empezar, pueden visitar el Instagram de Caro Daur. Tanto en sus post como en sus historias destacadas encontrarán ideas y rutinas para su workout, incluso en su biografía está el link a su canal de YouTube con sus videos para entrenar en casa. Así que no se preocupen, tenemos ese lado cubierto.
Y si ustedes son un poco más de meditación… platicando con nuestra amiga Paula (que por cierto, visiten su Instagram), nos recomendó Yoga with Kassandra ―que tiene varios niveles de experiencia y duración― y Fightmaster Yoga ―quien aparenta ser más suave y gentil en sus videos. Según las propias palabras de Paula, ambas
son súper detalladas y explican las posturas y el acomodo antes de hacerlo, [ya que] muchos no lo hacen.
Así que ya saben, no tienen que ser expertos. Nunca es tarde para empezar, y este pareciera ser el mejor momento para ello.
Ya por último, sólo les queríamos decir que no se olviden de no romantizar la cuarentena. Sí, está chido tener tiempo libre y que nuestras responsabilidades no ocupen todo nuestro día. Pero también hay que tomar en cuenta que no todos se pueden dar el lujo de saltarse un día de trabajo, ni tener la posibilidad de trabajar desde casa; tendremos que ser empáticos con ellos. Asimismo, muchos estar encerrados, la economía está un poco en pausa, y muchos comercios están sufriendo la falta de ingresos. No todo es color de rosas. Pedir servicio a domicilio podrá ayudar a seguir el ciclo comercial, pero aquellos que se encargan de gestionar y realizar los envíos corren el riesgo de contraer el virus. Nadie dijo que sería fácil, así que asumámoslo como es.
Que estén muy bien.
Sobre el contenido bibliográfico que citamos y aludimos...
[1] Senes Rodríguez, Gema. “Carmina Burana: Luces y sombras de otra Edad Media”. Thamyris. 2000: 20-27. Electrónico.
[2] Montero Cartelle, Enrique, ed. Carmina Burana. Los poemas de amor. Madrid: Ediciones Akal, 2001. Impreso. [3] Roudinesco, Élisabeth. Nuestro lado oscuro. Una historia de los perversos. Barcelona: Anagrama, 2009. 13 y 15. [4] Austen, Jane. Capítulo 22. Orgullo y Prejuicio. Madrid: EL MUNDO, UNIDAD EDITORIAL, S. A., 1999. 95-96. 12.
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